Ángeles caídos
Un profesor de antropología solía acabar las clases con esta máxima: No robéis ni matéis.
Y después de un breve lapsus, continuaba: no robéis una idea, no matéis una ilusión.
Muchos construyen su reino sobre las ruinas de las ilusiones de los demás y aprovechan los cimientos de las ideas de otros para edificar su gloria. A muchos les conviene que los ángeles de los demás sean de barro y, a poder ser, caídos.
¿Qué tal si cambiamos la dinámica? ¿Qué tal si sostenemos las sanas ilusiones de los demás? ¿Qué tal si reconocemos y valoramos sus buenas ideas? ¿Qué tal si nos dedicamos a levantar los ángeles caídos?
Marco Lirio en pastoralsj.
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