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cuatrodecididos

Divide y vencerás

o el valor de ser diferente

La mayor parte de las explicaciones conllevan una división: simplonas (buenos y malos), artificiales (hutus y tutsis), evidentes (hombres y mujeres), injustas (ricos y pobres). Nos dividimos por países, razas, religiones o culturas en los libros y por equipos de fútbol, gustos musicales o color de los ojos en los bares. Divisiones y subdivisiones que no tienen más importancia si no caemos en la tentación de identificar al otro por su diferencia; luego un pasito más y ya es amenazadoramente distinto; un poco más y desembocamos en el “conmigo o contra mí” y entonces sí, entonces el diferente es el enemigo y lo es para siempre. Y lo triste es que estas divisiones y recelos se cuelan en nuestra vida diaria, nuestros amigos, familiares, compañeros de trabajo… todos ellos quedan catalogados como si fueran personajes planos de una mala novela: siempre buenos, siempre malos, siempre triunfadores, siempre peligrosos. La idea de todos hermanos hijos de un mismo Padre parece demasiado simple para un mundo tan complejo, justo la sencillez que ha marcado los grandes avances de la humanidad.

Klana en pastoralsj

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