Retar a la crisis
Tenemos que ser críticos con los liderazgos nocivos aunque combatamos con organismos poderosos
La mayor parte de los 36.000 asociados y cerca de 100.000 antiguos alumnos de Deusto, Comillas-Icade y Esade son actuales directivos, ejecutivos y profesionales que tejen el entramado social y empresarial de nuestro país. Lo que une a las tres instituciones es un pasado común, las tres están vinculadas a la Compañía de Jesús, y un futuro representado por un proyecto amplio y compartido y por esos 100.000 antiguos alumnos, el valor más preciado para una universidad o escuela de negocios. El proyecto en el que queremos caminar juntos pasa por retar al futuro. Retar a la crisis debe ser la tarea de nuestras instituciones y del mundo universitario en general. Estas nacen para retar a la cultura y las prácticas dominantes y para proponer constantes mejoras en ellas, no para "reproducirlas". Con una última intención: hacer la empresa y la economía entornos más humanizados, que generen "valor económico" y también "valor social".
Las tres instituciones que representamos, y especialmente sus respectivas asociaciones de antiguos alumnos, acaban de firmar un acuerdo para constituir una gran confederación. La idea es que, partiendo de unos mismos valores, esta confederación promueva una alianza estratégica. No olvidemos que si en España nuestras organizaciones docentes representan un potencial importante al servicio de la sociedad, a nivel internacional la red es, sin duda, la más numerosa, con 100 escuelas y 202 universidades. Es una alianza, no una fusión.
Pero ¿qué pueden aportar las universidades y las escuelas de negocios vinculadas con la Compañía de Jesús a la sociedad española? Porque esta es, en definitiva, la razón de fondo de aunar los esfuerzos de Deusto, Comillas-Icade y Esade, partiendo de la base de la defensa de unos valores humanistas comunes que reten a la crisis para ayudar a superarla entre todos.
Es frecuente oír que la gran crisis económica que padecemos hunde sus raíces en una crisis de valores. Nosotros también lo creemos. Por eso, como un elemento característico de nuestra formación empresarial, introducimos y queremos introducir cada vez más las dimensiones de responsabilidad social, personal y corporativa, nacional e internacional, como parte de la solución en la construcción de un modelo económico y social más justo y solidario. Siguiendo a Peter Hans Kolvenbach, anterior prepósito general de la Compañía de Jesús, "en un mundo globalizado como este, con sus inmensas posibilidades y sus profundas contradicciones, la ’persona completa’ se entiende de manera diferente a como se entendía en la revolución industrial o en el siglo XX".
En nuestro ADN existe una fuerte y constante petición de humanizar la realidad económica y empresarial. Por eso nuestras instituciones y el mundo universitario en general deben seguir con su compromiso de favorecer esa humanización.
Más allá de las modas, lo que hay detrás de la responsabilidad corporativa, de los valores dominantes actualmente y la necesidad de liderazgos responsables deben ser temas de estudio y, sin duda, de formación. En nuestro espacio universitario debe favorecerse una seria crítica a las malas prácticas de liderazgo empresarial y a todos aquellos liderazgos nocivos que buscan más el seguimiento de la persona que los objetivos empresariales o institucionales o la propia finalidad de la empresa. Hemos de ser críticos con ellos aunque tengamos que combatir con situaciones difíciles u organizaciones poderosas.
Nuestras aulas y despachos deben ser lugares de formación y de reflexión sobre aquel liderazgo que es más útil a la sociedad, un liderazgo eficaz, que es un liderazgo de éxito, pero a la vez consciente de su impacto social y humano, un liderazgo que tiene una conciencia cívica claramente desarrollada.
La sociedad española debe salir de la crisis cuanto antes. Y tan importante como esto es que el camino que se elija sea el apropiado desde un punto de vista económico-empresarial. Dentro de este enfoque, el espíritu emprendedor como dinamizador de la sociedad es básico. Pues es un activo de las sociedades y distingue a las que progresan de las que se estancan. El primer compromiso de nuestras instituciones debe ser con la creación y el estímulo emprendedor a través de la docencia y la investigación. Porque de la miseria, de la crisis económica, se sale de la mano de más empresa, no de menos empresa.
Hay otros dos retos que nuestro país tiene pendientes: la competitividad y la productividad. En economías avanzadas como la nuestra, se debe competir desde un buen número de palancas de productividad; a través de la innovación de servicios, productos y procesos, y a través de la internacionalización. Internacionalización e innovación deben ser otros dos compromisos propios de nuestras instituciones si queremos aportar algo al tejido productivo.
Quizá aquí vendría bien el "magis ignaciano" (no conformarse con lo que hacemos bien, sino buscar siempre un mejor servicio y de más calidad y excelencia).
Ante los grandes retos de este siglo, caracterizado por la globalización, la profunda crisis económica y la búsqueda de un nuevo modelo económico y social más justo, solidario y sostenible, debemos unir las fuerzas de nuestras universidades y escuelas de negocios para poder ofrecer a esta sociedad una formación empresarial excelente. A eso nos comprometemos las tres instituciones.
Jaime Oraá es rector de Deusto, José Ramón Busto es rector de la Universidad Pontificia de Comillas y Carlos Losada es director general de Esade.
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