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cuatrodecididos

poemas

Suburbia

En el centro de mi vida
en el núcleo capital de mi vida
hay una fuente luminosa un surtidor
que alza convicciones de colores
y es lindo contemplarlas y seguirlas

en el centro de mi vida
en el núcleo capital de mi vida
hay un dolor que palmo a palmo
va ganando su tiempo
y es útil aprender su huella firme

en el centro de mi vida
en el núcleo capital de mi vida
la muerte queda lejos
la calma tiene olor a lluvia
la lluvia tiene olor a tierra

esto me lo contaron porque yo
nunca estoy en el centro de mi vida


Mario Benedetti

Por qué cantamos

Usted preguntará por qué cantamos…

cantamos porque el río está sonando
y cuando suena el río / suena el río
cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino

cantamos por el niño y porque todo
y poque algún futuro y porque el pueblo
cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos

cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la bronca
cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota

cantamos porque el sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo en aquel fruto
cada pregunta tiene su respuesta.

cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la vida
y porque no podemos ni queremos
dejar que la canción se haga ceniza


Mario Benedetti

Corazón coraza

Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza

porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque este herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.


Mario Benedetti

Cerrar los ojos

Cerrar los ojos


Cerremos estos ojos para entrar al misterio
el que acude con gozos y desdichas
así
en esta noche provocada
crearemos por fin nuestras propias estrellas
y nuestra hermosa colección de sueños
el pobre mundo seguirá rodando
lejos de nuestros párpados caídos
habrá hurtos abusos fechorías
o sea el espantoso ritmo de las cosas
allá en la calle seguirán los mismos
escaparates de las tentaciones
ah pero nuestros ojos tapados piensan sienten
lo que no pensaron ni sintieron antes
si pasado mañana los abrimos
el corazón acaso se encabrite
así hasta que los párpados
se nos caigan de nuevo
y volvamos al pacto de lo oscuro

Mario Benedetti

Intenta

Intenta
tentativas,
experimentos
transformaciones,
escapes
huidas
descargas
liberaciones,
cambios
mutaciones
meditaciones
hasta que te gustes a ti mismo
y en un trozo del espejo que rompiste
te verás desnudo,
envuelto
en un sudario de paz


Gloria Fuertes

Cuando la poesía

Cuando la poesía


Cuando la poesía abre sus puertas
uno siente que el tiempo nos abraza
una verdad gratuita y novedosa
renueva nuestro manso alrededor
cuando la poesía abre sus puertas
todo cambia y cambiamos con el cambio
todos traemos desde nuestra infancia
uno o dos versos que son como un lema
y los guardamos en nuestra memoria
como una reserva que nos hace bien
cuando la poesía abre sus puertas
es como si cambiáramos de mundo.

Mario Benedetti

Fragmentos de vida evangélica

Creer de corazón y de palabra.
Creer con la cabeza y con las manos.
Negar que el dolor tenga la última palabra.
Arriesgarme a pensar
que no estamos definitivamente solos.
Saltar al vacío
en vida, de por vida,
y afrontar cada jornada
como si Tú estuvieras.
Avanzar a través de la duda.
Atesorar, sin mérito ni garantía,
alguna certidumbre frágil.
Sonreír en la hora sombría
con la risa más lúcida que imaginarme pueda.

Porque el Amor habla a su modo,
bendiciendo a los malditos,
acariciando intocables
y desclavando de las cruces
a los bienaventurados


José María R. Olaizola

Parábola

Ciertos pescadores sacaron del fondo
una botella.
Había en la botella un papel,
y en el papel estas palabras:
"¡Socorro!, estoy aquí.
El océano me arrojó a una isla desierta.
Estoy en la orilla
y espero ayuda.
¡Dense prisa. Estoy aquí!"
-No tiene fecha.
Seguramente es ya demasiado tarde.
La botella pudo haber flotado mucho tiempo,
dijo el pescador primero.
-Y el lugar no está indicado.
Ni siquiera se sabe en qué océano,
dijo el pescador segundo.

-Ni demasiado tarde ni demasiado lejos.
La isla "Aquí" está en todos lados,
dijo el pescador tercero.
El ambiente se volvió incómodo,
cayó el silencio.
Las verdades generales
tienen ese problema.

Wislawa Szymborska