Tender puentes: PSOE y mundo cristiano
José Luis RODRÍGUEZ ZAPATERO
Secretario General del PSOE
A la hora de prologar este libro TENDER PUENTES. PSOE y Mundo Cristiano me ha venido a la memoria un hecho que contaba Ramón Rubial. La historia era la siguiente: Un odontólogo vizcaíno, del municipio de Sestao, hombre de comunión diaria, hombre que estudió la carrera trabajando las minas, y que su sitio de comunión era el Patronato de Sestao. El Patronato de Sestao a los vizcaínos les sugiere el hecho de que era el reclutador de todos los esquiroles para yugular las huelgas que los trabajadores vizcaínos declarábamos en aquella época. Pidiendo aquel hombre el ingreso en la Agrupación Socialista de Sestao en el año 31, se lo denegaron por los antecedentes que tenía por ser hombre de comunión diaria y comulgarse en un sitio donde había sido la recluta de esquiroles. Este hombre recurrió a la Comisión Ejecutiva vizcaína y le denegaron también el ingreso. Recurrió a la Nacional. El Partido Socialista de entonces lo presidía [Largo] Caballero y aún recuerdo algún concepto vertido en la carta a la Agrupación Socialista de Sestao diciéndoles que cómo eran tan brutos, si no sabían que el Partido Socialista no había hecho jamás una declaración de ateísmo, y por el hecho de que un hombre tuviera esas concepciones no podría pensar en socialista. Le dieron el ingreso. Como tributo, el primer fusilado cuando entraron las tropas franquistas en Vizcaya fue Vitorino Martín, que así se llamaba aquel hombre.
Y es que cristianos y socialistas podemos pensar y hacer muchas cosas juntos. Nuestra pasión por la igualdad, por la justicia o por la libertad tienen correspondencia con la búsqueda de la solidaridad o del amor al prójimo que está incorporada a las creencias religiosas del cristianismo. No me cabe la menor duda. Quizá hay una forma de aproximarse a este tipo de colaboración que sea plantear los dos polos de la ecuación cristianos y socialistas, partido socialista y mundo cristiano o cristianismo y socialismo, como algo contrapuesto. No es ese mi punto de vista. No son dos mundos contrapuestos. Hay una alteridad radical entre el PSOE y el Cristianismo, uno es un partido político, lo otro es una religión cuya referencia es la trascendencia. Pero hay también una historia común que este hecho que contaban en el Partido de Bilbao pone de relieve. En los tiempos de la República ya hay quienes unen en su persona el ser cristiano y el ser socialista. Incluso en aquellas épocas tan enconadas, preludio de una guerra civil, que se quiso presentar como cruzada, hay una dirección socialista que defiende la posibilidad de que un cristiano de comunión diaria pueda pensar en socialista.
El cristianismo es una realidad entremezclada con el partido socialista que no conocemos bien. Es más, a veces la distorsionamos porque la vemos por apariencias que no son reales, por prejuicios heredados o por pretendidos intérpretes de lo que es el colectivo de cristianos y cristianas en España, que no reflejan realmente la realidad. En el PSOE hay muchos miles de afiliados que son a la vez cristianos, como G. Peces Barba, F. Pons, P. Sauquillo o J.M. Eguiagaray, y hay millones de votantes socialistas que se declaran a sí mismos cristianos. Por lo tanto no estamos a mi modo de ver, ante dos creencias contrapuestas sino que hay muchísima gente dentro de nuestro partido, y sobre todo en la sociedad española, dentro de nuestro electorado, que comparte ambas condiciones, la de socialista y la de cristiano. Se ha mostrado en la práctica aquello que se decía en el Congreso del PSOE de 1967: no es verdad que exista esa escisión maniquea entre un mundo ateo y materialista y un mundo religioso y espiritualista. Socialismo y cristianismo, en tanto que religión de amor al prójimo, son absolutamente conciliables.
Me pregunto por qué en el imaginario social, incluso en el imaginario del partido, sigue funcionando una especie de asociación natural entre religión y derecha. ¿Acaso no representa el PSOE de modo público y suficiente el vínculo entre socialismo y cristianismo? Es posible que no lo hayamos expresado con la suficiente organicidad y permanencia. En mi opinión es de justicia reconocer el hecho y la calidad del compromiso de tantos cristianos socialistas en el pasado y en el presente del partido. Es necesario proyectar con significación histórica esta intersección entre cristianismo y socialismo.
Creo un acierto la publicación de este libro. Significará para el lector algo de lo que es el propio partido socialista y que sin embargo permanece escondido. Lo cristiano socialista forma parte de nuestra identidad. Así hemos de reconocerlo. El cristianismo constituye una de las culturas sociales que apoyan el socialismo en España. Como dice F. Pons, si fuese incompatible el apoyo al socialismo y la condición de católico en España, tendrían que cerrar la mitad de las iglesias o tendría que cerrar el partido socialista.
Sin embargo creo que la afirmación de la compatibilidad práctica entre cristianismo y socialismo no es la aportación fundamental que ha de resaltarse. Lo que quiero decir es que hoy de manera decidida iniciamos algo nuevo; esto es, la aceptación, por el partido socialista de la creencia religiosa y en particular del cristianismo como un hecho positivo para un proyecto de izquierda. Esta es la tarea pendiente: sustituir la negación del valor de lo religioso o una actitud de indiferencia, por un reconocimiento y valoración positiva del mismo.
Soy agnóstico y pertenezco a un partido laico, que quiere e impulsa una sociedad laica. Sin embargo ello no implica, que como responsable de un partido político haya dejado de observar lo que acontece en la sociedad y lo que en ella se mueve en la dirección del socialismo y la democracia. Sé cómo ha evolucionado la expresión social del cristianismo. Recuerdo especialmente la decisiva contribución de tantos cristianos en la oposición al franquismo y en la transición democrática. Y, mirando hoy a la sociedad, es obvio que ese suelo común de valores de solidaridad y de dignidad de la persona tiene en el cristianismo una de las más importantes matrices culturales. Es más, en el trabajo de base que realizamos en barrios, pueblos y ciudades, vemos cómo numerosas asociaciones y movimientos sociales que trabajan por la paz y los derechos humanos, contra la exclusión social y por la solidaridad Norte-Sur, se reclaman de origen e iniciativa religiosa, en particular, cristiana.
Es de gran interés para un partido socialista colaborar con este mundo del cristianismo social. Abre la sensibilidad de la sociedad de tal manera que hace posibles políticas de izquierda que de otra manera pueden ser inviables. Desde su cercanía a los problemas elabora y anticipa soluciones que luego el Estado va a poder apoyar o hacer propias. Es parte viva de la sociedad civil que transforma la sociedad desde la vida cotidiana en la dirección de los valores del ideario socialista. Un colectivo pluriforme que necesitamos para conformar esa mayoría social que nos permite gobernar. Es un desafío para nosotros ser interlocutores y referentes del mismo, que nos vean como los mejores aliados para traducir políticamente sus demandas.
Podemos diseccionar estas prácticas éticas respecto de sus motivaciones religiosas. Sin embargo algo me dice que esto no es honrado con la realidad. La expresión social de este mundo no puede ser reducida con planteamientos materialistas o neopositivistas. Nuestro partido es el partido laico por excelencia en España. La laicidad ha sido, es y seguirá siendo una de nuestras señas de identidad. Consecuencia de ella resultó, en un contexto histórico determinado, un anticlericalismo probablemente justificado. Pero los tiempos han cambiado, también a este respecto. Reivindicamos y defendemos un Estado aconfesional. Sin embargo la laicidad, en este nuevo contexto, no puede convertirse en el argumento para un dogmatismo antirreligioso. La defensa del pluralismo y de la democracia no puede hacerse sobre la indiferencia o el rechazo a la religión. La religión puede ser un complemento valioso de la democracia. Y la democracia es el mejor marco para el ejercicio de las religiones. Así lo dice la Asamblea del Consejo de Europa, en un informe redactado por nuestro compañero Luis M. Puig: la democracia y la religión no son incompatibles; todo lo contrario, la democracia proporciona el mejor marco a la libertad de conciencia, al ejercicio de la fe y al pluralismo de las religiones. Por su parte, la religión, por su compromiso moral y ético, por los valores que ella defiende, por su sentido crítico y por su expresión cultural puede ser un complemento valioso de la sociedad democrática.
La creencia religiosa no es ajena a la esfera pública. Es un asunto privado, pues es opción personal la elección de uno u otro credo o la ausencia del mismo. Con la democracia han acabado los tiempos de la imposición religiosa. No obstante, en cuanto hecho compartido por una amplia ciudadanía, con indudables efectos en la vida cotidiana, en las referencias éticas, incluso en el comportamiento político, es preciso tomar la religión como un asunto público. Un asunto que es preciso examinar desde los valores constitucionales. En este sentido han de apoyarse aquellas formas religiosas que contribuyen a un desarrollo de la ciudadanía democrática y de una sociedad justa. Por el contrario, deben combatirse aquellas formas fundamentalistas que atenten contra la libertad de la persona y la tolerancia que debe caracterizar la vida democrática. La relevancia pública del cristianismo, para los socialistas, radica en su capacidad para inculcar en la conciencia humana valores comunes que también han constituido, desde hace siglos, el objetivo de la lucha social de la izquierda.
Quiero hacer, y así concluyo, una llamada a los cristianos al compromiso político, al quehacer político. Creo que es necesario que trabaje en política gente que tiene unos valores y que tiene una forma de ver su inserción en la sociedad que va más allá de un mero interés egoísta y de una mera apetencia de bienes materiales. La liberación de los seres humanos se tiene que realizar en esta tierra, y depende sustancialmente de la política. Creo que somos siempre pocos los que podemos arrimar el hombro en una tarea tan importante como es la de ayudar a hombres y mujeres a superar sus angustias, a superar sus problemas, a salir de la marginación, a garantizar sus derechos y a permitirles avanzar hacia un futuro mejor. Es verdad que no es lo mismo una religión que una creencia política, es verdad que nos tenemos que mover en planos distintos, pero también lo es que el PSOE no solo no cierra las puertas a nadie que crea en el progreso, en la justicia y en la libertad, sino que tiene las puertas abiertas a muchísima gente y entre otros a los cristianos y a lo que puedan colectivamente representar.
José Luis Rodríguez Zapatero
Madrid, 5 de junio de 2001
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