Abecedario de una crisis
Desde que el 8 de agosto de 2007 se desatara el torbellino de las hipotecas basura, nada ha vuelto a ser lo mismo. Nuevos líderes han tomado las riendas del mundo, viejos economistas han visto renacer sus recetas y los países más poderosos se han reunido en insólitos intentos de refundar el capitalismo. Pero, por encima de todo, si algo ha transformado el tsunami financiero es el lenguaje. Hoy, desde los más altos ejecutivos de Wall Street hasta las amas de casa despotrican del «subprime» y polemizan sobre los «bonus» con total normalidad. Porque, al igual que las palabras son la clave de la realidad, también lo han sido de la crisis.
AAA
¿Alguien habló de polémica? Se referiría, sin duda, a las agencias de calificación crediticia. La tupida red de intereses que fueron tejiendo con sus clientes les llevó a establecer su sello de calidad en función de principios muy alejados de lo teóricamente estipulado, lo que generó uno de los debates más intensos de esta crisis. La consecuencia más notoria fue la generalización de la AAA -máximo estándar de calidad otorgado por estas agencias- y un excesiva confianza de los inversores en estos «ratings», que llegaron a ser considerados como sinónimo de máxima calidad, aún prescindiendo de un mínimo análisis extra.
Bonus
Una auténtica rebelión se ha levantado contra los jugosos bonus de los directivos. Se trata de un movimiento social que ha llegado a tocar incluso la sensibilidad de Obama y que ha puesto en pie de guerra a la Comisión Europea al completo. El mayor escándalo fue el protagonizado por la aseguradora AIG que, tras esquivar la quiebra con 170.000 millones de dólares de ayuda directa de los contribuyentes estadounidenses, planeaba pagar 165 millones de dólares en bonus a sus directivos. Una reivindicación tras la que no sólo subyace un debate moral, sino el propósito de adoptar un nuevo esquema de retribución que no recompense las decisiones a corto plazo o arriesgadas.
CDS
Antes de la crisis, los «Credit Default Swap» (CDS) no eran más que un vocablo financiero. Hoy, sin embargo, son uno de los indicadores a seguir a pies juntillas. Se trata de unos seguros que cubren el impago de una letra o bono, es decir, garantizan la solvencia de un emisor, y son, por tanto, un termómetro de la salud financiera. Los CDS de España, Irlanda, Grecia o Portugal fueron de los más castigados por los mercados porque los inversores no se fiaban de la evolución de sus economías.
Déficit
El déficit es una de las pesadillas recurrentes de buena parte de los economistas españoles, incluido el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. La remodelación del ala económica del Gobierno -con la Salida de Solbes y la entrada de Salgado- fue la puntilla que hizo saltar la alarma sobre el aumento del gasto que está por venir. La Comisión Europea, sin ir más lejos, prevé que el agujero público de nuestro país se duplique en 2009 y se aleje en 46.000 millones de euros del Pacto de Estabilidad.
Empleo
La destrucción de empleo es el principal problema de la economía de España y la primera preocupación de los españoles. Los últimos datos oficiales sitúan ya la tasa de desempleo en el 17,3%, lo que se traduce en más de 4 millones de parados. Además, siete comunidades autónomas tienen su mercado laboral en una situación de emergencia, pues su tasa de paro roza, o incluso supera, el 20%. Según la Comisión Europea, el país superará esta cifra en 2011. ¿Medidas al respecto? Ni están, ni se las espera.
FGD
Eran bien pocos los españoles que habían oído hablar del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) hasta hace no más de un año. Pero la crisis rompió la confianza de millones de españoles en la seguridad de sus depósitos -y de todo el sistema bancario en general- e hizo imprescindible una institución que hasta entonces era sólo preventiva. Y es que, aunque nuestro dinero pase la mayor parte del tiempo en el banco, en una situación de estabilidad la percepción del riesgo de impago prácticamente desaparece. En plena crisis, sin embargo, la condición de prestamistas de la banca se hizo angustiosamente presente para millones de clientes, lo que obligó a la Comisión Europea a elevar el mínimo de las garantías de 20.000 euros a 50.000 euros y, en España, hasta 100.000 euros.
Greenspan
Las raíces del «credit crunch» actual se remontan a otra burbuja de notables dimensiones: la tecnológica. Su estallido a finales de los 90 sumió a los mercados en una espiral de pérdidas que atizó sin piedad a la economía norteamericana. La Reserva Federal, con Alan Greenspan por entonces a la cabeza, bajó drásticamente los tipos de interés para limitar los daños. En medio de un mar de dinero, los créditos se abarataron, la demanda de viviendas se multiplicó y el precio de los pisos se puso por las nubes. Una burbuja que también explotó y que se llevó por delante la popularidad de Greenspan. Hoy lleva sobre sus espaldas el peso de ser considerado el culpable de la crisis.
Helicóptero
Ben Bernanke, profundo conocedor de la Gran Depresión y presidente de la Reserva Federal, es conocido en el mundo financiero como «Helicopter Ben». El origen del mote se encuentra en un discurso que pronunció en 2002, en el que insinuó la posibilidad de «tirar dinero desde un helicóptero» para espantar el fantasma de la deflación. La expresión, sin embargo, no es suya, sino del economista Milton Friedman. Ahora, las continuas rebajas en el precio del dinero a un lado y otro del Atlántico han vuelto a poner de rabiosa actualidad una de las políticas monetarias más clásicas.
Inmobiliario
El mercado inmobiliario ha sido la piedra angular de la crisis. Tanto en España como en el extranjero, el «boom» de la vivienda no ha dejado títere con cabeza. Pero en nuestro país -asociado por propios y extraños al ladrillo- la debacle está siendo especialmente dura: en sólo dos años han desaparecido el 75% de las agencias inmobiliarias, las ventas han caído más del 80% desde los máximos de 2006 y los precios no se han ajustado los suficiente como para estimular un mercado que se enfrenta, además, a una severa contracción del crédito.
Jornada 65
Estuvo a punto de entrar en las vidas laborales de todos los europeos pero, finalmente, la jornada no se ampliará a las 65 horas semanales. Tras cinco años de incubación, la crisis parecía la excusa perfecta para extender del 48 a 65 las horas laborables cada semana. Sin embargo, la falta de acuerdo entre la Eurocámara y los gobiernos de la UE ha enterrado este proyecto. Lo que sí sigue en pie, especialmente en nuestro país, es una fuerte corriente que urge a flexibilizar el mercado laboral.
Keynes
Vuelve Keynes. La crisis ha recuperado dos de los elementos fundamentales de la doctrina económica keynesiana, aparcada durante los años de crecimiento: el papel básico del Estado para el funcionamiento del mercado y el recurso al déficit. Esta es precisamente la receta con la que hoy experimentan Estados Unidos, la Unión Europea y China y que ha sido abrazada, incluso, por el Fondo Monetario Internacional (FMI), baluarte de la austeridad presupuestaria. Si bien, Keynes no ha convencido a todos los pensadores: la repulsa de los republicanos de EE.UU. a aceptar el paquete de estímulo de 825.000 millones de dólares que manejaba el presidente Obama, así lo demostró.
Lehman Brothers
El 15 de septiembre de 2008, tras 158 años de actividad, Lehman Brothers anunciaba su quiebra, dejando tras de sí la mayor sequía financiera desde que alcanza la memoria. La causa del derrumbe fue la falta de un socio que asumiera los 46.000 millones de dólares que Lehman poseía en títulos hipotecarios. En cuanto a las consecuencias, algunas aún se sufren en el mercado interbancario, como la falta de confianza; otras, han marcado la evolución de la crisis. El nefasto desenlace de la quiebra dejó claro un aspecto: la prioridad es rescatar al sector financiero.
Madoff
En medio de unas finanzas sin ley, no extraña que haya nacido el mayor fraude de la historia. El timo piramidal construido por Bernard Madoff salpicó de lleno a los gigantes de la banca mundial, con pérdidas propias y de clientes que alcanzaron los 10.000 millones de euros. El que fuera presidente del Nasdaq consiguió tejer una exclusiva red de contactos por todo el mundo, incluida España. La clave de su éxito descansó en la alta rentabilidad ofrecida -hasta el 12% anual- pero, sobre todo, en su prestigio y el aura de exclusividad que rodeaba a su estilo vida. En el fondo, Madoff no hizo más que explotar con habilidad una de las debilidades más comunes del ser humano: la codicia.
Ninja
En pleno bullicio de anglicismos y vocablos financieros, ha sido un español el autor de la mejor explicación del «crack» financiero. Leopoldo Abadía, consultor financiero y ex profesor del IESE, escribió una tarde de un domingo de enero un artículo sobre los acontecimientos que estaban resquebrajando las bases del sistema financiero mundial. La «Crisis Ninja» (acrónimo de «No Incomes, No Jobs and Assets», es decir, personas sin ingresos, sin trabajo y sin activos), fue el título. Pocos días después de distribuirlo entre sus clientes por correo electrónico, «la crisis ninja» era objeto de debates en las páginas más insospechadas de la red. Hoy, Leopoldo Abadía tiene su propio blog, que recibe cientos de miles de visitas de todos los rincones del mundo.
Offshore
Los paraísos fiscales («offshore financial centres») se han convertido en uno de los principales focos de lucha del G-20. Son países que ofrecen a individuos y empresas un refugio fiscal con una tributación muy baja, incluso inexistente, además de secreto bancario y una regulación más laxa que en el país natal del cliente. Obama, y su secretario del Tesoro, Timothy Geithner, han propuesto recientemente una serie de medidas para evitar que grandes multinacionales estadounidenses se beneficien de la utilización de los paraísos fiscales y eludan así el pago de enormes cantidades al erario público. Hay quien cree que nunca desaparecerán.
PIGS
«Pigs in muck» (cerdos en el barro). El pasado mes de septiembre, este artículo de la Biblia de la prensa económica, el «Financial Times», empujaba a España de bruces con la realidad. El texto, que levantó más de una ampolla, hacía un sarcástico balance de las economías portuguesa, italiana, griega y española -a las que se refería como «cerdos» (PIGS, por sus siglas en inglés)-: «Hace ocho años, los cerdos llegaron realmente a volar. Sus economías se dispararon después de unirse a la eurozona. (...) Ahora los cerdos están cayendo de nuevo a tierra», sentenció. El propio diario reconoció que «pigs» «es un apodo peyorativo, aunque refleja en gran medida la realidad» de estas economías.
Quiebra
Es el reflejo más crudo de la crisis. Las declaraciones de quiebra ya no afectan sólo a las empresas, también las familias se acogen a esta figura legal ante la imposibilidad de hacer frente a sus pagos. En lo que va de año, 200 familias se han declarado en quiebra, una triste cifra que supone un 203% más que hace doce meses. En cuanto a las empresas, y según los últimos datos del INE, más de 1.350 empresas se declararon en suspensión de pagos y quiebra durante el primer trimestre del año, un escalofriante 266,6% más que el año anterior y un 44% en comparación con el trimestre precedente.
Riesgo inducido
El efecto más perverso de los seguros es el que induce al asegurado a actuar de una manera imprudente, es decir, a asumir riesgos que no asumiría con la excusa de que, pase lo que pase, al final «paga el seguro». Esto es el riesgo inducido. Un fenómeno que no sólo afecta al mundo de los seguros y que se ha extendido por el mundo financiero como una verdadera plaga. Un ejemplo de ello es el salvamento de una entidad por parte de un Banco Central, pues se fomenta un falso sentido de seguridad que puede acarrear graves consecuencias.
Subprime
Sin duda, las hipotecas más famosas de la historia, además de nombre y origen de la crisis financiera más grave y compleja del siglo XXI. Las «subprime» son aquellos créditos a la vivienda considerados de riesgo. Aunque en principio resultaban muy beneficiosos tanto para el banco como para el cliente, la subida de los tipos de interés hizo repuntar la morosidad hasta niveles históricos, desatando tras de sí la catástrofe. El problema fue que un impago que, en principio, sólo habría afectado a la entidad que había dado el préstamo, se extendió por todo el sistema financiero global porque las entidades en cuestión los habían titulizado. La buena calificación de estos productos -dada la baja morosidad durante los años de intereses relajados- sumada a su atractiva rentabilidad -no hay que olvidar que escondían productos de «alto riesgo»- alimentó una ingeniería financiera que ha marcado la historia para siempre.
Too big...
... to be rescued (demasiado grande para ser salvado). Es la evolución post-crisis del axioma económico «too big to fail» (demasiado grande para caer). Y es que sólo las deudas a corto plazo de la gran mayoría de los bancos comerciales superan con creces el PIB de sus países de origen. En Bélgica y Suiza la relación pasivos bancarios de corto plazo y PIB es de casi tres a uno; en Islandia es de dos a uno; en Gran Bretaña es de 1,5 a uno; en Italia y Francia de 0,7 a uno, y en EE.UU. de 0,15 a uno. La garantía gubernamental del 100% de los depósitos es, por tanto, imposible de materializar y se reduce, por tanto, a una medida preventiva y puramente psicológica.
UE
Hace cinco años, unas ceremonias llenas de esperanza daban la bienvenida a la Unión Europea a diez países del centro y este del continente. Hoy, sin embargo, la crisis ha afianzado los temores que algunos ya expresaron en su día: la ampliación ha hecho perder músculo al conjunto de la UE. Según el último Eurobarómetro, sólo el 48% de los europeos ven algún aspecto positivo en las nuevas incorporaciones, frente a más de un tercio de férreos detractores, entre los que se incluyen los pesos pesados de Francia y Alemania. Motivos para el rechazo no faltan: la crisis ha arrastrado a la cuasi quiebra a varios de estos países.
VPO
Las Viviendas de Protección Oficial (VPO) han sido una de las iniciativas de bandera del presidente Zapatero, incluso en plena crisis inmobiliaria. De hecho, buena parte de los recursos fiscales que se recaudarán a partir de 2011 con la desaparición de la deducción por la compra de vivienda serán reinvertidos en el mercado de alquiler y en la VPO.
Wall Street
Era el icono del éxito y la prosperidad, pero los excesos han cambiado radicalmente la imagen de Wall Street hasta el punto de encarnar con su declive el cambio de cultura hacia un modelo más sostenible. Así lo ha reconocido el propio presidente norteamericano, Barack Obama: «Wall Street continuará siendo una importante parte de nuestra economía, como lo fue en los 70 y los 80. Lo que ocurre es que no será la mitad de nuestra economía», dijo. En su opinión, es el momento de estimular sectores como la educación y las energías renovables. Se le pasó el turno a la alta ingeniería financiera.
X
Es la incógnita por despejar. ¿Cuándo saldremos de esta crisis? Las predicciones de organismos e instituciones bailan año arriba, año abajo aunque, para España, sólo hay una cosa clara: la recuperación llegará más tarde que para el resto de Europa.
Yeppies
En esta crisis ya no hay «yuppies», sino «yeppies». Treintañeros que aún viven en casa de sus padres, donde no aportan ni un euro de su nómina, la cual gastan al completo en vestir de Prada o Hugo Boss y en mantener una vida social inspirada en «Sexo en Nueva York». ¿Compromisos? Ni oír hablar de ellos. Su única preocupación es conseguir una vida estéticamente perfecta. Una raza social ahora en serio peligro de extinción por la aparición de un clima económico que ya no propicia el «dolce far niente».
Zapatero
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha convertido, para más de uno, en el icono nacional de la crisis económica. Los últimos conejos que ha sacado de su chequera-que no de la chistera- en el último debate sobre el estado de la Nación han hecho saltar las chispas entre los sectores a los que supuestamente beneficiaban, la oposición y buena parte de la clase media del país.
María Cuesta en Abc.
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